- Acto lanzamiento del 25 de abril de 2008
"sublime el sueño que nos dejó en el lugar justo donde estamos"
Y durante todas las vacaciones nos estuvimos reuniendo para armar la propuesta, en casa, meta mate nos imaginábamos los cuentos maravillosos (porque ya sabíamos cómo escriben nuestros chicos), fantaseábamos con el libro, y hasta soñábamos con la presentación, con esta presentación.
Empezó el 2006, en medio de un absoluto caos: el nuevo turno tarde, aulas inundadas, la creación de la ESB, sin dirección aún, otra vez aulas inundadas, los padres defendiendo la escuela a través de tomas, los medios en la puerta, más aulas inundadas. Con todo este panorama, arrancamos igual. Recuerdo cuando entre al curso y le comenté la idea a los chicos, recuerdo el asombro por la propuesta, las preguntas, las dudas. Pero la verdad, estaba convencidas de que era lo apropiado, solamente debían atreverse con el primer cuento. Fue, creo, mi pasión por la literatura, la que acudió en ese momento a auxiliarme frente a los interrogantes de los chicos. Yo había tirado la segunda piedra.
Entonces todo comenzó a marchar: al término de cada mes los cuentos, sin nota, ni corrección, solo libertad y placer. Todos trabajaban, me llamaban, me consultaban. Yo leía, y no dejaba de maravillarme. Ellos veían mi cara, “¿Le gustó? ¿Entonces queda? se lo muestro a Miriam” y ahí iban corriendo. Con entusiasmo alegría, amor, y con verdad, ellos tiraron la tercera piedra.
Ahora, viendo a la distancia, sabemos que hubo mucho de imprudencia, porque en ningún momento se nos cruzó por la cabeza que publicarlo iba a ser una tarea difícil: ¿Quién podía negarse a publicar semejante obra? Creo que los docentes que trabajamos en esta escuela tenemos algo así como una enfermedad, que nos hace seguir creyendo e ir hacia delante en vez de deprimirnos. Pero sin dudas, esta enfermedad la padecen también los chicos, y aunque todavía no podemos detectar quién contagió a quién, estábamos felices.
Después, fue tiempo de salir a buscar quién editara el libro. Fue un camino difícil y por momentos muy triste: de la ilusión generada en alguna entrevista después surgía el enojo, porque nos dábamos cuenta que ni siquiera habían leído los cuentos. El panorama estaba oscuro, y ocurrió algo que nos dio fuerza para seguir: por fin tuvimos directora de ESB: Julia Pereyra, otra soñadora, que nos dio vía libre para continuar, sumó su entusiasmo, que necesitábamos y mucho, creyó con nosotras.
En algún momento se nos propuso publicar el libro pero como parte de una investigación ¿Investigar nosotras a los chicos? ¿Analizarlos? ¿Explicar qué y por qué dijeron tal o cual cosa? No, ese no era nuestro objetivo. Eso estaba claro: queríamos que fueran ellos los que hablaran, sin intermediarios.
Fue ahí cuando nos sentamos a escribir nuestra introducción, para dejar en claro que queríamos que los chicos fueran los dueños de las palabras, y que esas piedras, piedras que habíamos tirado, no iban a cualquier lado: queríamos armar un puente entre todos, un puente que ya tenía cimientos de un lado, aunque aún nos faltaba el otro.
Pasó mucho tiempo, un nuevo año, el 2007. Muchos recordamos todo el dolor, la tristeza y la desesperanza que golpeó a la escuela ¿Cómo podíamos lograr que escucharan a nuestros chicos cuando ni siquiera nosotras mismas éramos escuchadas? Llegó el traslado a otra escuela, más caos, más dificultades.
En medio de todo eso, nos contactamos con quien, quizás sin saberlo, fue una caricia en medio de tantos golpes: el señor Osvaldo Bayer, quien leyó los cuentos, nos alentó a seguir, y luego, meses después, nos regaló un increíble y conmovedor prólogo que fue la confirmación de que íbamos por buen camino: Leer “chapas agujereadas sí; pero campeones de fútbol”, leer “hacer hablar el silencio ante la incomprensión”, tocó nuestra esencia, nos hizo sentir de cerca toda su sensibilidad y generosidad. Entonces Osvaldo Bayer tiró su piedra porque él también vió el puente.
Pero claro, los locos, soñadores y tirapiedras somos muchos, y así, cuando parecía que nada se podía hacer, llegó César, nos escuchó, leyó los cuentos, e inmediatamente se sumó a trabajar. Fue quien le dio vida a esta última etapa: construyó un mundo virtual para nuestros sueños, el blog “Cuentos de la villa”, armó, desarmó, hizo afiches, diseñó, hay que decirlo, con paciencia infinita.
Y también nos presentó a la persona gracias a la que hoy es posible la publicación de “Carcoveando”: Graciela Elguer, presidenta de ODDIS y de la Corriente Educativa Manuel Ugarte. Desde su lugar, no sólo financió el proyecto, también es parte de él.
Entonces fuimos por más y nos animamos a las fotos. Salimos al barrio, cámara y birome en mano, para informar a todos que “Carcoveando” se iba a publicar, que estábamos en Internet y que queríamos retratar el trabajo con fotos. Y ahí todos saliendo de sus casas para mostrarnos su orgullo, sus jardines, sus trofeos, su canchita, sus murales. Todos entusiasmados y entusiasmándonos con la idea, guiando la lente de la cámara para que no faltase nada.
Pero, esta escuela, tenemos que reconocerlo, es un vértigo constante. Casi a fin de año, otro cambio, nueva directora: ¿Cómo sería y qué podíamos esperar de ella? Y llegó Irma. Ya dijimos que quienes se incorporan a este establecimiento, padecen una especie de enfermedad, que al parecer nuestra nueva directora también poseía, porque inmediatamente se fascinó con todo esto, y durante esta última etapa, participó junto a todos los miembros de la escuela, proponiendo, escuchando, produciendo esta presentación.
Por último, algo que charlamos en estos días: este es un trabajo en equipo, donde todos pusimos lo mejor, y si alguna vez creímos que “Carcoveando” era el hijo de la ESB N40, no fue más que un error. Hoy lo vemos y entendemos que fue como nuestro padre, ya que fue él quien nos mostró el camino y abrió la puerta para construir el puente.
Y no podemos terminar sin mencionar a todos los que participaron en la concreción de esta presentación:
A los chicos de la ESB y a los egresados del año pasado: ellos hoy están al frente del acto, también realizaron el mural, dieron ideas, ayudaron. Son lo más hermoso que una escuela puede poseer, son ellos los que nos hacen creer en nuestro trabajo, día a día.
A las mamás que vinieron a las reuniones, que colaboraron con las tarjetas, con ideas, con trabajo. A los padres, en general, a todos, y a los que lloraron y se emocionaron cuando escucharon por primera vez el prólogo del libro, que entendieron todo el valor que este trabajo tenía.
Y a nuestros compañeros, por supuesto, a todos, pero especialmente, si nos disculpan, a todas las docentes presentes, tanto de primaria como de secundaria, a esas mujeres que ponen toda la garra y tanta pasión, tanta inteligencia y tanta sensibilidad. A nuestras colegas que son un torbellino, un huracán. Gracias por todo.
La verdad es que al principio hasta nosotras mismas creíamos en nuestra locura, sin embargo cada cual tiró su piedra, cayeron de muchos lugares y hoy vamos a inaugurar el puente. Juntos hoy lo cruzaremos por primera vez e invitaremos a más.
Y para terminar, queremos concluir con una frase de León Gieco que creemos, habla por nosotras en este momento: “sublime el sueño que nos dejó en el lugar justo donde estamos”.